domingo, julio 31, 2011

Hija de la Revolución Torrijista

Cuando Omar Torrijos murió, yo tenía 11 años y estaba en la reunión del compromiso de matrimonio de mi prima mayor, yo no entendí mucho en el momento, sólo llegaron un montón de polícias, y explicaron a mis familiares adultos porque tenían que apagar el radio, y nunca se me olvida, que todos empezaron a llorar y no entendía de razones. Y empezó una larga plática, yo me dormí y los adultos seguían hablando.

Transcurrieron mis años de estudiante de secundaria (1981-1987), justo en el momento en que Panamá luchaba por liberarse de una clase política militar, que aniquiló por completo, el plan de liberación nacional que nos fue propuesta, porque los egoismo, y las ambiciones personales pudieron más que las necesidades sociales y el país sucumbió como muchos otros países de latinoamérica y decayeron todas las metas logradas. En especial, la esperanza de la generación de jóvenes en plena formación. Y si, participe de la Cruzada Civilista, porque consideré que en ese momento era lo mejor para mi país.

Cuando entre a la Universidad, fue alucinante, participar de la vida política universitaria, darse cuenta de cómo se mueve el mundo real de la política, de las alianzas, los enquistados en el poder, de los argumentos de barricada, de los quejosos, de los de la acción inmediata (tira piedras) y de los que cómo yo, empezamos el largo camino de formanos para articular propuestas sólidas que nos permitan a l@s Panameñ@s desarrollar la capacidad de discutir, proponer y repudiar las cosas que se nos quieren imponer por intereses ajenos a nuestra PANAMEÑIDAD.

Hoy, se cumplen 30 años de la desaparición física de Omar, su legado y la tarea a la Primera Generación (nací en 1969), fue planteada por él mismo, luego de alcanzada la Soberanía Nacional, cuando se preguntaba. ¿Dónde está un enemigo en las fronteras panameñas? Nuestros enemigos son el hambre, las enfermedades, el desempleo, el analfabetismo... Ideario, Omar Torrijos. pág 93.


Este libro me fue obsequiado por una mujer Torrijista entregada a la formación de nuevos líderes sociales. Gracias mamá Oty por regalarme lo mejor de Chuchú Martínez. El más grande privilegio ha sido conocer y compartir, con Don Aulio Hernández, a sus 80 años de edad, es capaz de seguir dando luces para Panamá.

Hoy, mañana y siempre... Panamá será mi norte y mi compromiso, como nos enseñó Omar Torrijos Herrera y Klever De Lora.

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